En los libros sobre
Egipto podemos ver montones de Tutmosis o de Amenofis de perfil pero ¿a
que nadie ha visto nunca imágenes del faraón con su sagrado pene erguido
bajo la túnica? Pues son numerosas sólo que siguen censuradas. ¿A que no
recuerdan nuestros alumnos de historia haber contemplado detalles del arte
griego o romano con escenas de cópulas, masturbaciones, homosexualidad,
zoofilia y orgías dionisíacas protagonizadas tanto por dioses como por
mortales? Desgraciadamente, el puritanismo decimonónico (ese que en EEUU
censura ciertas escenas de Eyes wide shut) segregó esa imaginería al mundo
de lo "erótico" (de lo supuestamente obsceno), desvirtuando así nuestra
comprensión de la cosmovisión griega y romana.
En ciertos manuales
de Arte siguen apareciendo aún los desnudos de los grandes escultores
renacentistas con el órgano tapado por un patético pegote en forma de hoja
de parra colocado por los "refinados" censores del Museo Vaticano.
Exquisitas obras de la literatura india como el primitivo Kama Sutra (S.
II) o el medieval Koka Sastra (S. XII) han sido por lo general publicadas
y leídas en Occidente exclusivamente como manuales eróticos, cuando en
realidad recogen la importancia que la filosofía hindú reconocía al cuerpo
?templo contenedor de todos los principios cósmicos? y a las relaciones
sexuales, no sólo como actividad saludable y festiva, sino como un elevado
modo de expresión humana, como un arte y una ciencia que, con estudio y
práctica, permite utilizar la energía sexual consciente y creativamente.
La obtención del equilibrio entre Shakti y Shiva, entre tierra y cielo,
entre las fuerzas femenina y masculina, entre el yoni (simbolizado por la
vulva y el clítoris) y el lingam (el organo masculino erecto), sirve así
para alcanzar la experiencia trascendental de unidad e identidad entre los
dos principios. La energía sexual y su comprensión profunda era también
una de las bases del paganismo en general y de la cosmovisión vasca en
particular. Algún vestigio nos ha llegado a través de la hermafrodita Mari
y también en forma de megalitos, de enormes piedras "femeninas" montadas
por piedras "masculinas" que, en algún valle pirenaico y por los años 30,
el párroco mandó dinamitar para acabar con los ritos eróticos que en su
derredor se seguían celebrando.
La cultura
occidental, a la hora de "liberarse" de esa castrante concepción cristiana
del cuerpo como morada del pecado de la que es heredera, en lugar de
adoptar esa concepción mucho más creativa y plena de la expresión sexual,
se empeña en rebajarla y en darle el estatus de mercancía que se compra y
se vende. Por algo constituimos los "liberados" occidentales el grueso de
esa enorme clientela de frustrados que atraen el turismo sexual y la
prostitución infantil en los países del Tercer Mundo.
Lo peor de todo es
que, desde nuestra altanera superiodidad, seguimos empeñados en darles
lecciones de igualdad y de "liberación sexual".
"La Hatha Yoga es
aquella parte de la filosofía yoghística que trata del cuidado,
bienestar, salud y vigor del cuerpo físico, así como de cuanto propende
a conservarlo en buen estado de salud. Enseña el modo natural de vivir y
lanza el grito de 'volvamos a la naturaleza', repetido por muchos
higienistas occidentales, aunque el Yoghi no ha de 'volver' a la
naturaleza porque siempre está en ella, apegado a su regazo y obediente
a sus métodos, sin que lo hayan ofuscado ni enloquecido los precipitados
afanes por las cosas externas que forzaron a las modernas civilizaciones
a olvidarse de la naturaleza".
El trabajo
mental es muy importante en la ciencia Yoga.
El Tantra está
reservado a los Misterios Verdaderos, Mayores. Antes se debe haber
terminado la formación menor, horizontal y realizado un mínimo de tres
años de castidad para lo cual es indispensable la dieta sattwica (no
ajo, cebolla, pimentón, sal).