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- El cuerpo es
la piedra angular de la catedral tántrica. Para el Tantra, el
cuerpo es mucho más que un maravilloso instrumento de
manifestación, o un admirable mecanismo biológico, es divino.
Para captar la clave
del Tantra, hay que comprender que:
- • Mi cuerpo
real es, de hecho, un universo de una complejidad extraordinaria,
cuya vida secreta desconozco.
- • Mi cuerpo
vivido es un simple imagen, un esquema, una construcción mental, y
es el único aspecto que conozco.
- • Mi cuerpo es
producido y animado por una Inteligencia creadora, la misma que
suscita y preserva el universo, desde la más ínfima partícula
subatómica a la más gigantesca de las innumerables galaxias.
- • Mi cuerpo
guarda, en sus profundidades ocultas, potencialidades
insospechadas, energías extraordinarias, que en su mayoría quedan
sin cultivar en el hombre común, pero que la práctica despierta y
desarrolla.
- • El cuerpo
vivido, percibido, es una simple representación mental que no
tiene mucho que ver con la grandiosidad del cuerpo real.
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Dentro de esta perspectiva, el acto sexual tántrico es vivido de
manera muy diferente al ordinario, el profano. En el Tantra, no es
el hombre el que «hace» el amor -más o menos bien- con la mujer,
sino que dos repúblicas celulares, dos universos, se unen. El
hombre y la mujer están conectados entre sí, los intercambios se
hacen en todos los planos. Gozar es entonces un subproducto no
esencial. En lugar de estar centrado en su placer egoísta, cada
uno se abre al universo corporal del otro como al suyo propio. El
orgasmo no se rechaza, pero no tiene importancia real, ni para
Shakti, ni para Shiva.
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El maithuna
tántrico ritualizado, sacralizado, crea así una relación muy
diferente al contacto profano, gracias a esta actitud comtemplativa
del otro y del acontecimiento que constituye la unión.
Entre los occidentales, Alan Watts ha captado bien esta actitud
alternativa:
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«Vivido en
total apertura de espíritu y de sentidos, el amor sexual se convierte en
una revelación. Mucho tiempo antes de que se produzca el orgasmo
masculino, la pulsión sexual se convierte en lo que podría describirse,
psicológicamente, como una cálida fusión de la pareja: él y ella parecen
fundirse verdaderamente uno dentro de otro. Nada se hace para que las
cosas se produzcan. Sólo hay un hombre y una mujer que exploran sus
sensasiones espontáneas, sin idea preconcebida en cuanto a lo que
debería pasar, pues la contemplación no concierne a lo que debería
suceder sino a lo que es. Se trata de establecer una corriente de
intercambios entre los sentidos y su objeto, sin prisa, sin ningún deseo
de posesión. En nuestra cultura, donde falta esta actitud, el contacto
es breve, el orgasmo femenino raro o escaso, el hombre demasiado precoz,
forzado por movimientos prematuros.»
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«La relación
contemplativa inmóvil prolonga los intercambios casi indefinidamente,
frena el orgasmo masculino sin molestias, no obliga al hombre a apartar
forzadamente su atención del acto. Además, una vez habituados a este
enfoque, se podrá ser muy activo, durante mucho tiempo, gratificando así
a la mujer con un máximo de estimulación.»
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Aunque esto no
sea el Tantra, donde este intercambio comtemplativo es un simple
preliminar, su mérito esencial es otorgar tiempo a la experiencia, lo
que resulta indispensable para la participación total de cada célula.
Implicar a cada fibra del cuerpo de cada uno de los miembros de la
pareja lleva más de diez o quince minutos!
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Recuerda que la
meta tántrica es la condición de Unidad. En términos más «actuales»,
podríamos decir que la meta consiste en lograr la autorrealización
o la integración personal, o simplemente la totalidad. La
palabra tántrica para el Uno es Shiva-Shakti, que se refiere a la
unión de la consciencia cósmica con la energía creativa, la fuerza que
mueve la creación, la combinación perfecta de lo masculino y de lo
femenino que forman el Uno indiferenciado.
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En el
cuerpo residen Shiva y Shakti, que penetran y animan todas
las cosas. En el cuerpo está Prakriti-Shakti y todos sus
productos. El cuerpo es un inmenso depósito de poderes (Sakti). El
objetivo del rito tántrico es llevarlos a su plena expresión.
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Todo lo aquí expuesto debe necesariamente ser comparado con lo
expuesto en la Literatura de los Maestres de la Ferrière y Ferriz
Olivares y del R. B. Jñàpika Satya Gurú.
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