POLIGAMIA Y CRISTIANISMO
EL HAREN EVANGELICO
Derivado de los términos griegos "poly", mucho, y "gamein",
casarse, poligamia indica a aquellos varones que conviven con una pluralidad de
esposas. Expulsado de Occidente, la poligamia no se ha resignado a desaparecer;
una y otra vez, ha reaparecido en Europa y Estados Unidos. Sin embargo su
condena es reciente. El Concilio de Trento, lanzó la anatema contra la poligamia
en ?1563! y solo como respuesta a los polígamos anabaptistas de Münster. Con
posterioridad han aparecido disidencias religiosas que toleraron este tipo de
convivencia y, por lo demás, en Africa la tarea de los misioneros católicos
tiene en la poligamia al principal obstáculo.
ANABAPTISTAS, MORMONES Y AFRICANOS
Martín Lutero fue desbordado en vida por aquellos que no lo
consideraban suficientemente radical en su crítica al papado y en su propuesta
de retorno a la pureza de los Evangelios. El 21 de enero de 1525 en Zurich, un
grupo de exaltados religiosos, hasta ese momento partidarios de Lutero y
Zwinglio, se proclamaron en Zurich disidentes en relación a sus maestros;
rechazaban la validez del bautismo católico, proponían que los fieles, una vez
llegados a la edad adulta, decidieran por sí mismos si deseaban ser bautizados.
A partir de ese momento empiezan a llamarse "anabaptistas"; el sello distintivo
de esta nueva iglesia consistirá, pues, en la libre opción ante el bautismo.
En 1535 Juan de Leyde y sus anabaptistas proclamaron la
poligamia en Münster. En contrapartida establecieron la pena de muerte para los
delitos de adulterio, fornicación (entendida aquí como realización del acto
sexual con mujer embarazada), y bigamia femenina.
Como movimiento milenarista que era, el anabaptismo gustaba
transgredir las leyes sociales; por lo demás, todo el protestantismo combatió la
idea católica del celibato. Tres mujeres por cada hombre fue el promedio
alcanzado por este experimento polígamo que apenas se pudo prolongar un año,
antes que Münster fuera arrasada.
Sin embargo, el mensaje polígamo de los anabaptistas no se
perdió del todo. Jhon Milton lo recuperó tras una desgraciada experiencia
matrimonial. El poeta autor de "El paraíso perdido", al igual que los
anabaptistas, se apoyó en los textos bíblicos para mostrar como los antiguos
patriarcas hebreos practicaban la poligamia. "La práctica de los santos es el
mejor intérprete de la ley", sentenció tras preguntarse "?Quién puede
creer que tantos hombres de carácter santo hayan pecado por ignorancia durante
tantos siglos?".
Para Milton la poligamia fue solo un ejercicio de
imaginación, pero la causa encontró en Johan Leyser su mesías; conocido durante
el siglo XVII como el "profeta de la poligamia", escribió varios libros que hoy
no pueden sino hacernos sonreir. Para Leyser el hombre era víctima de los vicios
de la mujer; ésta se aprovechaba de la monogamia para acentuar su despotismo:
"Ella sabe que su víctima no tiene escapatoria", decía; suponía que con la
poligamia los vicios de la mujer decrecerían, especialmente su egolatría y
ambición. Por lo demás el poder disponer de varias esposas estimularía la
conversión de los paganos y aportaría más riqueza a las familias. Leyser, a
pesar de sus razonamientos, no practicó la poligamia; a decir verdad, se mantuvo
soltero toda su vida... lo cual no decía mucho en favor de su causa.
Milton, por su parte, jamás se atrevió a publicar en vida sus
textos en favor de la poligamia. Solo se difundieron a mediados del siglo XIX, y
una nueva secta, derivada de los anabaptistas, los mormones, los utilizaron -al
igual que los textos de Leyser- en beneficio propio.
El 29 de agosto de 1852, la "Iglesia de los Santos del Ultimo
Día", más conocida como -"iglesia mormona"- proclamaban oficialmente la
poligamia. Su líder y fundador, Joseph Smith, la practicaba en secreto desde
1829. Smith, añadió 39 esposas a Emma, su primera cónyuge. Su sucesor, Brigham
Young casi le igualó, con 27 esposas. Al extenderse la noticia llegaron nuevos
fieles desde Alemania e Inglaterra, gracias a ellos los mormones lograron
colonizar Utah, Illinois y Montana, Estados donde aún hoy son socialmente
hegemónicos (en 1984 el 76% de los cargos electos en Utah eran mormones).
Esto fue la perdición de Smith. Si durante un tiempo, el
aislamiento de Utah, permitió la libre práctica de la poligamia, al poco de ser
conocida, Smith y su hermano resultaron detenidos y linchados al día
siguiente...
En 1890 la Iglesia mormona abandonó oficialmente la poligamia
que sigue manteniéndose en las pequeñas comunidades fundamentalistas del Oeste
americano.
El experimento supuso una experiencia única en su género en
Occidente. Fuera de los círculos mormones no tuvo repercusión en EE.UU. y parece
muy difícil que hubiera sido aceptado más allá de los altos muros de esta
confesión religiosa. Las convenciones sociales han impregnado profundamente la
sociedad occidental que, al menos nominalmente, es monógama. Algo muy diferente
de lo que ocurre en Africa.
En 1948, una disidencia rodhesiana de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día, proclamó su voluntad de "ayudar a los polígamos a entrar en
el cielo". La poligamia es socialmente aceptada y practicada en buena parte
del Africa subsahariana. Allí los misioneros de las diferentes iglesias de
origen cristiano, la mayoría de las cuales permanece insensible y crítico ante
este fenómeno, se disputan una clientela fundamentalmente polígama. Los
Adventistas Disidentes, reconocieron que era muy difícil prescindir de la
realidad polígama de Africa y casi imposible pedir a los conversos que
repudiaran a sus esposas, las cuales, por lo demás, quedaban desprotegidas y
rechazadas socialmente.
Algo muy diferente de la actitud de Juan Pablo II en sus
viajes pastorales a Africa, durante los cuales nunca pierde ocasión de predicar
la imposible monogamia en aquel continente. Durante su visita a Nigeria en 1982
el Santo Padre condenó en bloque la poligamia, el divorcio y el aborto. Su
mensaje era ajeno a la realidad socio-cultural africana. En visitas posteriores,
exortó a sus obispos a dar, ellos mismos, ejemplo; pero la poligamia no
retrocede ni siquiera entre la iglesia católica africana.
EL FUNDAMENTO EVANGELICO DEL MATRIMONIO CATOLICO
El matrimonio fue hasta bien avanzada nuestra era, una simple
bendición que recibían los cónyuges de una autoridad superior a ellos, no
necesariamente eclesiástica. Fue en el IV Concilio de Letrán -1215- cuando la
Iglesia empezó a fijarse en la institución matrimonial. Un siglo después los
sacerdotes unían las manos de los esposos como símbolo de su compromiso de vida
en común. Nadie pensaba que esa ceremonia fuera a terminar siendo el séptimo y
último sacramento.
Las Epístolas de San Pablo constituyeron los fundamentos
doctrinales de la actitud de la Iglesia respecto al matrimonio. Para San Pablo
el matrimonio es un mal menor, su modelo ideal es la castidad y lo propone en su
Primera Epístola a los Corintios: "Bueno es al hombre no tocar mujer" (7:
1) y más adelante "para evitar la fornicación, tenga cada uno su mujer y cada
uno su marido" (7: 3). Lo repite una y otra vez: "?Estás ligado a la
mujer? no busques la separación; ?estás libre de mujer? No busques mujer?"
(7: 28), frase sobre la que se apoyará la teoría de la indisolubilidad del
matrimonio.
Hasta ese momento se creía en la existencia de una relación
entre la experiencia erótica y la mística: para atravesar ésta se consideraba
preciso ahorrar y acumular energía sexual, y reconducirla luego del terreno
erótico hacia el místico. Esto explica el por qué algunos textos místicos
-incluidos los de Santa Teresa dentro del catolicismo- rebosan tanta sensualidad
y erotismo sagrado. Estas prácticas eran propias de la casta sacerdotal o de
aquellas personas que pedían ser iniciados en alguna escuela o cofradía pagana
de misterios, en las que frecuentemente se prescribía la castidad solo en
determinados períodos. Los iniciados en Eleusis, en los cultos de Apolo en
Delfos o en los misterios pitagóricos, laicos la mayoría, pasaban por un período
de castidad anterior a la ceremonia de iniciación; concluida ésta terminaba
también su celibato.
Con San Pablo y con el catolicismo, el precepto de la
castidad, propio hasta ese momento de la casta sacerdotal, fue extendido a toda
la población. En cierto sentido se puede decir que San Pablo "democratizó" el
precepto de la castidad, esto es, lo hizo extensivo a todos. En este equívoco
reside toda la conflictiva actitud del cristianismo en relación a la sexualidad
y el erotismoo, que algunos autores han llamado "odio teológico hacia el sexo".
Para justificar el "mal menor" del matrimonio San Pablo
recurrió a argumentos que eran patrimonio de las escuelas iniciáticas paganas.
Definió el matrimonio como un "Misterio": "dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer, y serán dos en una carne. Gran misterio es éste,
pero yo lo aplico a Cristo y a la Iglesia" (Efesios, 5:31-32). En estas
palabras se reconoce un eco de la doctrina platónica del andrógino, base de toda
la erótica clásica; Pablo tiene por cierto que el matrimonio es un "gran
Misterio" y considera que la parte masculina corresponde a Cristo y la femenina
a la Iglesia; el gran misterio del matrimonio es la unión de Cristo con su
Iglesia, no la del hombre con la mujer como sostenía el mundo clásico...
Lo más curioso es que San Pablo no consideraba necesario el
celibato para los clérigos. En la Epístola a Tito (1: 5-6) define las
características del presbítero: "Que sean irreprochables -les pide-
maridos de una mujer"... y repite el mismo mensaje en la Epístola a Timoteo:
"Si alguno desea el episcopado, buena obra desea; pero es preciso que el
obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer" (3: 1-3). Manejando
frases como estas, los partidarios de abolir el celibato para los curas,
encuentran argumentos de peso...
LA POLIGAMIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Los grandes patriarcas bíblicos eran, sin excepción,
polígamos. Siempre que alguna secta cristiana ha buscado argumentos para
justificar la opción polígama, ha recurrido a la casuística bíblica. "Sara,
la mujer de Abram no tenía hijos -se dice en Génesis, 16: 1-3- pero tenía
una esclava egipcia de nombre Agar", así que Sara no dudó en darla por mujer
a su propio marido. Las visicitudes polígamas de Jacob, se resuelven en el
Capítulo 29 del Génesis y las de su hermano Esaú en el Capítulo 36, 2: "Esaú
tomó sus mujeres de entre las hijas de Canán". Intuimos poligamia entre los
Reyes de Israel y en el judaismo ortodoxo hasta el siglo IV de nuestra era,
cuando los "doctores de la ley" acordaron reprobarlo.
Ninguno de estos precedentes fueron considerados por la XXIV
Sesión del Concilio de Trento (1563) que amplió los puntos de vista de San
Bernardo (siglo XIII) sobre el matrimonio. Hasta las ordenanzas de Blois en el
1579, no se consideraba necesaria la presencia de un sacerdote como testigo de
la unión entre hombre y mujer; unión que solo a partir de Trento, fue
incorporada como séptimo sacramento, indisoluble y sagrado, y esto tras una
larga discusión.
LA HIPOTESIS POLIGAMA, AQUI Y AHORA
G.P. Murdock, un sociólogo norteamericano, tras examinar 558
sociedades, llegó a la conclusión que el 24% practicaban la monogamia, el 75% la
poligamia y el 1% la poliandria (una mujer para varios esposos). Las cifras son
significativos, aun a pesar de que la mayoría de sociedades estudiadas
correspondan al Tercer Mundo. En Tahilandia, por ejemplo, país famoso por las
cualidades amatorias de sus mujeres, la poligamia es tolerada y lo contrario se
considera un snobismo de importación.
Sin embargo, en Occidente la poligamia es socialmente
rechazada. Dos mil años de catolicismo han arrojado la maldición sobre esta
práctica transgresora que periódicamente ha ido reapareciendo, especialmente
tras guerras devastadoras y en períodos milenaristas. Al terminar la guerra de
los Treinta Años, se autorizó temporalmente la poligamia en Franconia con fines
de repoblación.
El periodista Georges Anquetil, en 1920 inspiró en Francia
una "Asociacion de Polígamos". Anquetil, a la vista de la merma de varones a
consecuencia de los cuatro años de Primera Guerra Mundial, consideró que la
única forma de repoblar rápidamente el país era abolir el Artículo 340 del
Código Penal único obstáculo legal para la poligamia. Su asociación no tuvo gran
eco, fuera de la prensa satírica.
Por mucho que choque a nuestra mentalidad moderna, la
poligamia, allí donde se ha practicado, incluso en Occidente, no ha causado
trastornos profundos, sino todo lo contrario. La experiencia mormona así lo
indica: difícilmente encontraremos gentes tan afables, higiénicas, aseadas y
unidas en sus familias como los mormones y todo induce a pensar que en el
pasado, cuando la poligamia era ampliamente practicada por otras sociedades,
también fue así.
Claro que esta bondad de la poligamia solo es concebible en
una sociedad fuertemente religiosa. El jefe mormón Brighan Yong, a pesar de sus
27 esposas, dormía solo y alardeaba de no necesitar mujer, pero tampoco ninguna
de ellas parecía discutir las bondades de la poligamia.
Las mujeres mormonas sustituyeron el ideal romántico por el
religioso, se convirtieron en muy independientes, en absoluto sometidas a la
tiranía de unos maridos patriarcales. En el siglo XIX, Utah -Estado mormón por
excelencia- tuvo una mayoría de mujeres médicos, cuando en otros estados apenas
podían integrarse en la vida social.
Entre los mormones existe un eco de lo que alguno ha llamado
"odio teológico hacia el sexo". La poligamia era la forma en la que los líderes
mormones restaban importancia a la sexualidad en las relaciones de la pareja.
Así pues, el binomio madre-esposo, perdió importancia ante el
madre-hijo. La religión actuaba como contrapeso de los posibles excesos. De
hecho los mormones llamaban a su práctica "matrimonio celeste", mientras que
consideraban lo que nosotros entendemos por poligamia como algo promiscuo y
vicioso.
Muchos mormones jamás consumaron sus matrimonios múltiples,
sus fines eran religiosos, no hedonistas, creían en la pre-existencia del alma y
consideraban que las almas que estaban a la espera de ser encarnadas debían
contar cuanto antes con cuerpos de recién nacidos. En el fondo, la poligamia
mormona y la monogamia de San Pablo tenían un común denominador: reducir la
sexualidad a la mera procreación, excluyendo el gozo y el hedonismo. Pero se
trata de la única coincidencia.
Es sorprendente que la prédica de Cristo desembocara en
corrientes tan contradictorias que defendieran el celibato y la poligamia.
Alguién debió entender mal el lenguaje del Nazareno...
Ernesto Milà
[Recuadros opcionales fuera de texto]
DONJUANISMO O EL REINO DE LA CANTIDAD
El mito de Don Juan, el "gran burlador", tiene poco que ver
con la poligamia. Don Juan es el hombre que intenta hacer el amor con cuantas
mujeres pueda por que es incapaz de comprender el amor de una mujer. Entender a
Don Juan supone sumergirse en el "reino de la cantidad". A pesar de su aspecto
hedonista y orgiástico, la imagen de Don Juan tiene un trasfondo dramático:
busca, pero no encuentra. El acceso al verdadero amor le permanecerá siempre
vedado.
La poligamia implica compartir simultáneamente vida
matrimonial con una multiplicidad de esposas; no tiene nada que ver con el
adulterio o la "poliginia", término que, objetivamente excluye relación estable
y codificada.
La insolencia iconoclasta de Don Juan tiene su contrapartida
en las concepciones místicas y religiosas que encontramos tras las sectas
polígamas. Mientras Don Juan busca el verdadero amor en la multiplicidad de
formas femeninas, los polígamos, aceptan tal multiplicidad como un servicio al
dios único al que quieren servir.
LA POLIGAMIA EN EL HINDUISMO Y EL ISLAM
El Islam admite una forma atenuada de poligamia. Ahora bien,
no hay que confundir esta poligamia con la institucíón de los harenes.
La poligamia se basa en varios versículos del Corán:
"Podeis esposar a dos o tres o cuatro mujeres que os gusten (...) Pero si temeis
no poder ser equitativos, entonces esposad solo a una" (IV, 3).
Paralelamente a esta poligamia se recomienda contención y pudor, hasta el punto
que la fornicación es uno de los delitos más duramente castigados por la ley
coránica: "La fornicación y el fornicador, dadles a cada uno 100 azotes y no
tengais compasión por su suerte" (XXIV, 2). Se entiende aquí por
"fornicación" -el término árabe "çina"- la relación sexual entre un hombre y una
mujer no unidos por el matrimonio. El adulterio -relación sexual con o entre
personas unidas a terceros por vínculos matrimoniales- se considera una
agravación del delito de fornicación.
El concepto del "harén" tiene un carácter completamente
diferente. La palabra "harén" quiere decir en árabe, "sagrado" o "inviolable".
No pueden entrar hombres, salvo los parientes más próximos y no en la totaldiad
de las estancias. El "harén" está más próximo del concepto de monacato femenino
que de la poligamia. Si comparásemos la institución del "harén" con algún
equivalente occidental, forzosamente lo deberíamos hacer con los conventos
femeninos.
Existe una similitud entre estos conceptos y los del
hinduismo ortodoxo: las castas "serviles" están obligadas a la monogamia (no
disponen de merios para mantener varias mujeres), a los comerciantes -"vaishas"-
se les permiten dos; la casta guerrera -"kshatryas"- hasta tres y la casta
superior de los "brahamanes" se les reconoce el privilegio de cuatro. El lugar
donde residen las mujeres, el equivalente al harén, se llama "zanana" y dispone
de idéntico carácter sagrado.
EL MAGMA DE LAS SECTAS DESTRUCTIVAS
Lo que en la actualidad se conoce como "sectas destructivas",
-aquellas que tienden a desestructurar la personalidad del sujeto- aun cuando no
reconocen la poligamia, suelen practicarla, en especial sus líderes. Tal es una
de las características de este tipo de sectas: la despersonalización de los
sujetos llega hasta el extremo de aceptar los requerimientos del líder sin
ningún tipo de resistencia.
El "reverendo" Jim Jones, suicidado junto a casi un millar de
sus partidarios en Guyana, estaba aquejado de una neurosis de base sexual. Solía
decir en el púlpito que sufría la maldición de tener el pene más grande del
mundo, algo que la autopsia posterior desmentiría con creces; tenía derecho a
elegir cuantas mujeres de la comunidad deseara para su uso y disfrute... Se sabe
como terminó su loca carrera.
Daniel Berg, más conocido como "Moisés David", inspirador de
los "Niños de Dios", inducía a la prostitución a sus adeptas, siendo él su
primer beneficiario. Estaba convencido de ser un "líder sexi" -y así lo escribió
en sus folletos-; terminó sus días en Libia facilitando chicas jóvenes a los
servicios secretos de Ghadaffi para operaciones de chantage.
En cuanto a las sectas de procedencia hindú, sus gurús, desde
Bagawan, hasta Satayananda, pasando por Maharishi y hasta llegar a sus émulos
españoles -Raschimura y CEIS- han adoptado idénticas formas de comportamiento.
Mas que poligamia -que implica una estabilidad de las
relaciones- estamos ante casos de "poligia" : relación temporal y transitoria de
un hombre con sucesivas mujeres