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Una serie de delicadas pinturas hechas con telas
representan algunos placeres más confortables
y menos acrobáticos que podían gozar los amantes (Rajasthán)

 

El abrazo o sesenta y cuatro

Esta parte del Kama Shastra, que trata de la unión sexual, se llama también "sesenta y cuatro" (chatushshashti). Algunos autores antiguos dicen que se llama así por constar de sesenta y cuatro capítulos. Otros opinan que el autor de esta parte fue una persona de nombre Panchala, y asimismo la persona que declamaba la parte del Rig Veda llamada Dasahatapa, que contiene sesenta y cuatro versículos y también se llama Panchala. Sea como fuere, ahora se hablará de la parte "sesenta y cuatro" y, para empezar, del abrazo, que es el primero de sus temas.

 

"Uno la coge, otro la goza y un tercero usa su boca..." (Vatsyayana)

 

Las relaciones sexuales son comparables a una querella, a causa de las contrariedades del amor y de su tendencia a degenerar en dispusta. El lugar para golpear con pasión es el cuerpo, y los lugares especiales del cuerpo son: La cabeza, los hombros, la espalda, el espacio entre los senos, la parte media del cuerpo, las nalgas y los costados.

Hay cuatro clases de golpes: Golpe con el dorso de la mano, golpe con los dedos un poco contraidos, golpe con el puño, golpe con al palma de la mano abierta.

El fin no es causar un dolor estremo, sino de aumentar el placer en sus momentos algidos.

Se considera que las características de la virilidad son la rudeza y la impetuosidad, mientras la debilidad la ternura, la sensibilidad y una inclinación a apartarse de las cosas desagradables serían las marcas distintivas de la femineidad. La excitación de la pasión y las peculiaridades de la costumbre pueden provocar a veces la aparición de resultados contrarios, pero éstos no duran mucho tiempo y finalmente se retorna al estado natural.

 

Las mujeres gozan del beso y del abrazo, se entregan más fácil y sumisamente.

 

Las acciones apasionadas y las gesticulaciones amorosas, o los movimientos nacidos de la exictación del momento y durante la cópula, no pueden definirse y son tan irregulares como los sueños. Tras haber alcanzado el quinto grado del movimiento, un caballo corre desbocado, sin advertir los hoyos, zanjas o postes en su camino, y del mismo modo, en el ardor de la cópula, una pareja amorosa enceguece con la pasión y prosigue con gran impetuosidad, sin prestar la menor atención a los excesos. Por esta razón, quien esté familiarizado con la ciencia del amor y conozca su propa fuerza, así como la ternura , impetuosidad y fuerza de la mujer joven, actuará conforme a ellas. Las distintas formas de goce no son adecuadas para todas las ocasiones y personas, sino que deben emplearse en los momentos, regiones y lugares adecuados.

 

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